Mi papá me cargó al nacer y me sacó a pasear sobre sus hombros o en bicicleta por el Malecón, cuando tuve el asma que heredé de él. Me llevó a bautizar y también a hacer limpiezas con humo de tabaco, resoplidos de aguardiente y trapos verdes y rojos de sus amigas y amigos espiritistas y negr@s de Centro Habana. Me abanicó para dormir en los apagones. Cargó -escaleras arriba- galones, galones y galones de agua que ciertos días no entraba y no salía por la pila para que pudiésemos bañarnos y comer. Como buen maestro e ingeniero me enseñó matemáticas, poner un toma corrientes, tirar patadas en defensa propia y montar bicicleta.Y han seguido sus clases de filosofías abstractas, leyes y consejos de la vida práctica en largas conversaciones salpicadas de anécdotas y carcajadas. Cuando estuvo lejos no dejó de escribir -a sus hijas, todas hembras- esas cartas de papel cebolla rosado y letra cursiva. Mi papá nos sacó a caminar las calles de La Habana y luego del mundo y nos dió la sangre, remotamente siciliana, que es capaz de pasar de la risa a la ira -y viceversa- en una milésima de segundo.
A él no le gusta la trova pero aquí dejo también mi homenaje. ✪ L a r g a V i d a P a r a T o d o s L o s P a d r e s B u e n o s ! ✪

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