Por Captain Luis M. Rolle.

Un poco de historia.

Pedro I (Pedro el Grande) en 1682, se dio cuenta de que su propia supervivencia política dependía del acceso a «puertos de aguas cálidas» que le darían las capacidades navales a Rusia durante todo el año para enfrentarse a Francia, el Reino Unido, Alemania y, más tarde, a los Estados Unidos. Aquí es donde entra en juego la geoestrategia, ya que Ucrania tiene exactamente lo que Rusia necesitaba, su acceso sin restricciones al Mar Negro con paso al Mar Mediterráneo y al Océano Atlántico, y acceso al Canal de Suez en Egipto que llega al Mar Rojo y el Océano indico, además, un control total del Mar Negro por parte de Rusia colocaría a cientos de buques de guerra rusos y decenas de miles de tropas frente a nuestros aliados de la OTAN como Turquía, Bulgaria y Rumania, lo que le daría a
Rusia la ventaja estratégica de atacar Europa en cualquier momento.

La parte divertida de este caso es que este es el mismo escenario que Rusia acusa a la OTAN de hacer con Urania, acusando a la alianza militar de planear invadir Moscú utilizando a Urania como puerta de entrada para tal invasión. Por supuesto, el mundo está viendo a través de las intenciones de Putin y no compra el argumento ruso ni sus intenciones de gobernar Europa y el Medio Oriente.

Los esfuerzos diplomáticos, hasta el momento, no han producido ningún alivio a las hostilidades, dejando la guerra como peligro claro y presente en Europa. Rusia continúa haciendo demandas poco realistas a la OTAN como la garantía de que a Ucrania nunca se le permitirá unirse a la OTAN, y que la alianza militar revertirá su expansión en Europa del Este, saboteando así cualquier esfuerzo diplomático real para prevenir un conflicto catastrófico done las verdaderas víctimas serían los…

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