La generación millennial (y los nacidos un poco antes también), es la primera en crecer con las catástrofes medioambientales como algo real y no hipotético. ¿De qué manera te parece que eso define la forma en la que actuamos y pensamos?

‘Mi teoría es que todas las generaciones han tenido un fin del mundo pendiendo sobre sus cabezas. Hubo un fin del mundo cuando la Guerra Fría, cuando estábamos siempre al borde de que explotara todo porque cualquiera de los dos bandos iba a apretar el botón de la bomba nuclear. Yo llegué a vivir un poco de ese miedo cuando era chica.

La frustración que genera, que a mí me la genera muchísimo, es la sensación de estar en manos de un grupo de poderosos, que son los que toman las decisiones, y estar en manos de ambiciones económicas.’