‘…ser contradicho evoca raptos airados de los que se suele arrepentir hasta alcanzar la veintena, cuando empieza a considerarse formado en medida bastante para reclamar asentimiento incondicional. Su rasgo más comunicativo es una risa desternillante que, según Gorki, le llevaba en algunas ocasiones a acabar secándose algunas lágrimas. Hasta la adolescencia, su libro de cabecera es La cabaña del tío Tom, y Wagner será su compositor favorito. Bastante después dirá a Gorki:

«Podría escuchar todos los días a Beethoven, pero la música afecta mis nervios. Querría decir cosas tontamente dulces, y acariciar la cabe- za de quienes son capaces de crear tal belleza viviendo en un hediondo infierno» (13)