-me hace llegar Julian via email-

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Algunas exportaciones a Cuba desde EEUU son llamativas. En 2020 el régimen castrista importó de Estados Unidos cerveza por un valor de 70,6 millones de dólares. En 2015 importó whisky por valor de 61,3 millones de dólares. En 2003, papel para periódicos por 4,4 millones de dólares.

Estados Unidos es el quinto socio comercial de Cuba por su volumen de comercio. Además, según el Departamento de Agricultura estadounidense, ese país suministra alrededor del 96% del arroz y el 70% de los productos de carne avícola que se consume en Cuba. También le exporta a gran escala trigo, maíz, soya y sus derivados.

Adicionalmente, entre los años 2014 y 2020, EE UU autorizó el envío a Cuba de donaciones de una amplia gama de productos médicos, alimentos especiales y equipos médicos por valor de casi 36 millones de dólares.

Con esas exportaciones y donaciones de Estados Unidos a Cuba, ¿de qué bloqueo habla el régimen? En realidad, las restricciones que quedan de la Ley no son siquiera consistentes con el concepto de un embargo comercial.

OTRAS COLABORACIONES ESTADOUNIDENSES A CUBA

Con motivo de la grave crisis epidemiológica que padece la Isla, el presidente Joe Biden autorizó, en noviembre de 2021, que las compañías aéreas estadounidenses IBC Airways y Skyway Enterprises realizaran vuelos chárter con ayuda humanitaria. Los aviones transportarían hasta 7.500 libras de suministros médicos, comida, medicinas, artículos de higiene y otras provisiones que no se puedan adquirir en la Isla.

En agosto de 1960, Castro ordenó la nacionalización sin compensación de 38 empresas estadounidenses, entre ellas las compañías de teléfonos y electricidad. (Archivo)En agosto de 1960, Castro ordenó la nacionalización sin compensación de 38 empresas estadounidenses, entre ellas las compañías de teléfonos y electricidad. (Archivo)

Un hecho revelador de las falsedades del régimen castrista respecto al embargo ocurrió el 15 de julio pasado, poco después de las protestas masivas en Cuba. Ese día, el primer ministro, Manuel Marrero, dictó una orden levantando hasta fin de año las restricciones a la entrada de alimentos y medicinas que los viajeros traen a Cuba por los aeropuertos. Esa restricción a la entrada de esos productos desde Estados Unidos no la había impuesto EE UU sino el propio régimen castrista.

LA PROPAGANDA DEL RÉGIMEN SOBRE EL EMBARGO ES MASIVA Y DISTORSIONADA:

La propaganda sobre lo que el régimen llama «bloqueo» es constante, identificándolo como el causante de todos los problemas del país, tanto la escasez de alimentos y medicinas como de materiales de construcción, autobuses, trenes, bombillas eléctricas y hasta de papel. Muchos se preguntan, ¿qué tiene que ver con el embargo la cría de cerdos, pollos y vacas, el cultivo de la papa y los vegetales y la pesca de camarones y langostas que los cubanos no tienen disponible?

De tal nivel de intensidad es la propaganda que hasta cubanos educados y no simpatizantes del régimen llegan a decir que «hay que eliminar el embargo para quitarle las constantes excusas que los funcionarios del régimen usan para no cargar con su fracaso». Desafortunadamente, esas personas no entienden que el régimen no se sostiene con «excusas», sino con terror y represión policial. No entienden que la dialéctica comunista siempre busca chivos expiatorios para culparlos de los errores y del fracaso de su sistema económico centralizado. Si una fábrica no cumple con los planes de producción, el culpable no es el sistema económico comunista, sino el funcionario a cargo de cumplir los planes. Si el país no progresa, la causa es que otras naciones le niegan créditos, pero nunca mencionan que no pagan sus deudas…

Cuando Barack Obama restableció las relaciones diplomáticas con la dictadura comunista cubana, el régimen comenzó a prepararse para la posibilidad de que EE UU levantara el embargo. ¿Y qué hicieron en ese momento? Bueno, realizaron un «estudio» sobre los daños causados por el «bloqueo» a la economía cubana. El monto calculado fue de 822.280 millones de dólares. De esa manera, si Estados Unidos levantaba esa sanción, la siguiente demanda del régimen sería que indemnizara a «Cuba» con esa cantidad. Por supuesto que Estados Unidos no lo haría y ahí tendrían lista la siguiente excusa para los desastres económicos y financieros que continuaría padeciendo Cuba bajo el castrismo. Las escaseces se «justificarían» entonces alegando que Estados Unidos no nos quiere pagar los daños y tendremos que trabajar muchos años más para «sanear» la economía… La capacidad dialéctica de los comunistas para crear excusas es infinita.

El desastre económico, financiero y productivo del régimen castrista es idéntico al que padecieron y padecen todos los regímenes comunistas que han existido. Su sistema económico simplemente no sirve, pero los comunistas jamás lo aceptarán. Eso es parte de sus dogmas. El que no lo entiende, se confunde y puede terminar creyendo en esas excusas absurdas.

LAS SANCIONES ECONÓMICAS IMPUESTAS POR EL PRESIDENTE DONALD TRUMP

Toda la información anterior sustenta la convicción de que el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba ha sido más teórico que práctico. La única prohibición que sí ha causado impacto al régimen castrista ha sido la de darle acceso a créditos en Estados Unidos.

Eso ha evitado que los Castro endeuden, aún más, las futuras generaciones de cubanos. Esta realidad se hace más clara para entender cuando investigamos la gigantesca cantidad de dinero que los Castro han pedido a nombre de la nación y que no han pagado. El régimen nunca ha informado al pueblo en qué se usaron esos fondos. La lista de dinero (en dólares) recibidos por el régimen (y nunca pagados) es la siguiente:

 Rusia: 35.000 millones. Ese país le perdonó el 90% de la deuda en 2014.

 Club de París: 11.100 millones. El Club le perdonó 8.500 millones en 2015.

 China: 6.000 millones. Ese país le perdonó el 100% de la deuda en 2011.

 Argentina: 2.700 millones. El canciller Felipe Solá le reclamó a Cuba el pago en la pasada cumbre de la Celac.

 London Club: 1.400 millones en deudas comerciales. Ya demandaron al régimen en un tribunal inglés.

 Rumanía: 900 millones. Nunca lo ha pagado.

 Brasil: 561 millones. El Gobierno de Bolsonaro ha tratado de cobrar la deuda, pero sin éxito.

 México: 487 millones. Ese país la perdonó completamente en 2013.

 Empresas españolas en Cuba: 325 millones. No les han pagado.

 República Checa: 276 millones. No le han pagado.

 Hungría: 200 millones. Nunca le han pagado.

 Suráfrica: 137 millones. Ese país le perdonó la deuda totalmente en 2012.

Un total de más de 59.000 millones de dólares que ha recibido el régimen, que no ha devuelto a los prestamistas y que no se usaron para resolver ninguna de la multitud de necesidades que han padecido los cubanos por décadas, como la falta de viviendas, los problemas de transporte, el suministro de agua y la electrificación rural, entre otros.

Es bien conocido que la prioridad del régimen en el uso de los recursos del país es aquello que necesite para su sostenimiento en el poder. Así, por ejemplo, el último crédito que Rusia le ha otorgado al régimen castrista por 50 millones de dólares, en octubre del 2018, será usado, según reveló el diario ruso Kommersant, para adquirir vehículos blindados y helicópteros. Con la severa crisis alimentaria que vive Cuba, ahí tienen una de las prioridades del régimen. Muchos habrán visto las fotografías que el Gobierno publicó de las flotillas de autos patrulleros que compraron para la Policía y la Seguridad del Estado, pero no han comprado una sola ambulancia, con la terrible falta que hacen. La agencia de la Mercedes Benz en Cuba «se apiadó» del sufrimiento popular y regaló 18 ambulancias el pasado mes de marzo.

La prioridad es reforzar su aparato represivo y militar que lo mantiene en el poder. Por esa razón indiscutible, es necesario aplicarle sanciones económicas que corten sus ingresos. Basado en esas premisas, las que el entonces presidente Donald Trump impuso al régimen castrista tenían como objetivo cortar los ingresos de las empresas militares del régimen que, como sabemos, se han apropiado de los negocios que producen dólares, entre ellos los hoteles, las estaciones de gasolina, las tiendas y restaurantes de los hoteles, las oficinas de cambio de divisas, los mercados de alimentos en dólares, los autos de alquiler, los taxis turísticos, etcétera.

Las sanciones impuestas por Trump fueron:

-Cancelación de los viajes de barcos crucero a Cuba: Cada barco que llega a la Isla debe pagar, como promedio, 13 dólares por pasajero por el derecho de atraque a puerto y miles de dólares más en suministros y servicios al barco, incluyendo combustible. Todo ese dinero va a las arcas de las empresas militares y es dinero que se usa, prioritariamente, para la represión (compra de autos patrulleros para la Seguridad del Estado y la Policía, equipos de protección y ataque para las Tropas Especiales, medios electrónicos para la vigilancia a los opositores, para pagar por los altos salarios y beneficios a los policías para que ayuden en la represión y por los enormes costos de los cientos de prisiones donde encierran a los opositores).

-Aplicación de la Ley Helms-Burton: Esa medida frena a los inescrupulosos inversionistas extranjeros que van a usufructuar las empresas confiscadas a sus legítimos propietarios y aportan a los militares castristas millones de dólares en inversiones. Además, esos inversionistas extranjeros le pagarán al régimen y no a los empleados cubanos los salarios en dólares, de los cuales los militares se quedan con el 90%.

-Devolvió a Cuba a la lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo: Esa sanción coloca al régimen castrista en un lugar justo. En La Habana viven, por ejemplo, los líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, que organizaron el atentado con una camioneta cargada de explosivos en la escuela de policías de Bogotá que causó la muerte de 21 personas en 2020. Colombia ha pedido la extradición de los mandos del ELN,, pero el régimen los protege. Otro tanto ocurre con las FARC, con miembros de Hezbollah y Hamas, y con tantos otros grupos terroristas que encontraron en Cuba un refugio seguro.

Además, esa sanción es la que ha evitado que los militares cubanos, a través de su empresa Fincimex, tomen control de los envíos de remesas desde Estados Unidos a familiares en Cuba. Fincimex es el principal socio cubano de las compañías extranjeras de tarjetas de crédito y de la empresa de transferencia de dinero Western Union que procesa el mayor volumen de envíos de dólares a Cuba. La sanción incluía la recomendación de usar empresas no militares cubanas para enviar dinero a Cuba.

-Sancionó, personalmente, a varios altos funcionarios y militares castristas vinculados con la represión contra los ciudadanos que expresan alguna forma de discrepancia con el régimen, como el ministro del Interior, Lázaro Alvarez Casas, el general Romárico Sotomayor, jefe de la Dirección Política del mismo ministerio, y el general Pedro Martínez Fernández, jefe de las tropas represivas «boinas rojas». También sancionó a Raúl Castro y sus hijos Alejandro Castro, Nilsa Castro, Deborah Castro y Mariela Castro, así como al ex yerno de Raúl Castro, el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, presidente de Gaesa. Las sanciones les prohíben la entrada a Estados Unidos a ellos y sus familiares cercanos, así como la congelación de fondos y propiedades en ese país. Muchos cubanos en la Isla no saben que varias de esas personas sancionadas han viajado a Estados Unidos como turistas o como funcionarios oficiales y han adquirido apartamentos. Muchísimos hijos de esos militares y de funcionarios del régimen tienen hasta cuentas bancarias y propiedades allí.

Ninguna de esas medidas causa hambre al pueblo cubano. Ninguna de ellas provoca escasez de alimentos o bienes de consumo. Son medidas enfocadas en quitarle ingresos al aparato militar represivo que sostiene en pie a la dictadura.

Luis Zúñiga, Miami | Febrero 05, 2022