Hace 11 meses un poblado artemiseño, San Antonio de los Baños, marcó el comienzo de protestas (que luego se multiplicaron en gran parte de importantes poblados y ciudades del resto del país) en la mañana del domingo 11 de julio.

El detonante directo, como señalan varios reportes, fue el hartazgo de la población ante la carencia de alimentos y los constantes apagones, intensificados durante los últimos meses, realidad que poco ha cambiado a casi un año del suceso.

En el centro de la ciudad, el cine-casino San Antonio, sito en la avenida 41 entre 66 y 64, que fue en su momento una confortable y hermosa edificación, es desde hace años una especie de esqueleto de ladrillos a la deriva. El sitio ocupó un lugar de privilegio en los hábitos de entretenimiento de los vecinos, que tuvieron la ilusión, según han expresado, de que sería restaurado con motivo de que Artemisa obtuvo la sede por el 26 de julio en 2014.

(Fotos: María Lucía Expósito)

El municipio cuenta también, entre sus puntos de referencia, al Ariguanabo, una zona natural que dio el gentilicio de ariguanabenses a sus habitantes. El río recorre, como parte de su trayecto, la parte urbana, donde existen numerosos desechos sólidos, así como aguas albañales procedentes de viviendas y centros estatales. Su cauce se ha tornado muy estrecho por la presencia de hierba y restos de concreto, causados estos últimos por los huracanes. Los derrumbes que acortan el ancho del río, llevan catorce años sin que se haya intentado lo más mínimo por extraerlos.

El trovador Silvio Rodríguez ha alertado sobre la situación del Ariguanabo. En una nota que publicara el diario Granma en 2018, referente a la Fundación Ariguanabo, asociación liderada por el propio Rodríguez para frenar el alto grado de contaminación del río, el trovador denunció: «Mi conciencia no está tranquila, a pesar de haber sido parte de tantas acciones y gestiones, en estas dos décadas. Aunque “nunca es tarde si la dicha es buena”, no me siento totalmente a gusto con ver llegar una transfusión, ahora que el río está en coma. Pero sálvese lo que se salve, tenga futuro o no la naturaleza que hizo a nuestra Villa, creo que una de las responsabilidades principales que va a tener esta Fundación será la de re-educar a nuestros paisanos en aquel amor a lo nuestro esencial que se nos fue apagando, o que las circunstancias nos hicieron olvidar».

Un proyecto de jóvenes poetas, cantautores y actores promueve una estrategia medio-ambiental que suma cada año un festival ecológico a la vista del Ariguanabo. El actor, poeta, activista medioambiental y performer Alexander Diego Gil, junto a un grupo de ariguanabenses, han alertado igualmente —a través del activismo en redes, la poesía, el teatro y las costumbres sincréticas del pueblo—, sobre el deterioro del río ante el abandono institucional. Muy cerca de una de sus márgenes, viviendas conocidas como llega y pon conviven en estado deplorable, en medio de la precariedad económica, y estableciendo marcadas diferencias con las de los barrios contiguos. Otra muestra de desigualdad se avista en la zona situada unos metros al frente de la estación de trenes de San Antonio de los Baños. Por los mismos predios, la conocida cueva del sumidero, marcado accidente geográfico y punto fundacional del municipio, donde el río se sumerge para continuar su curso en forma subterránea, es otro signo evidente de vertederos y polución.

El Portal Ariguanabo, vocero de las decisiones del gobierno local, informó el pasado 10 de mayo sobre la asignación de terrenos estatales para la construcción de viviendas en calidad de «esfuerzo propio»: «Se establecen como causales y prioridades para el otorgamiento de parcelas y solares yermos estatales: haber sido afectado por desastres, necesitado en erradicar condiciones de precariedad, casos sociales y albergados ubicados en zonas de riesgo, que incluyen peligros sísmicos, desastres naturales y otros, por interés económico-social y también para solucionar déficit de viviendas, problemas de hacinamiento y convivencia, y otros relacionados con el estado técnico constructivo». Un recorrido general por San Antonio permite constatar el desabastecimiento y los constantes cortes de electricidad, programados entre las dos y las seis de la tarde en repetidas ocasiones. Unido a ello, los basureros y edificaciones en ruinas son, no solo malas postales, sino fotografías recurrentes de la realidad en diversas localidades de Cuba.

69 años atrás, de esta región, hoy provincia Artemisa, salieron hacia el Oriente de Cuba, armados, varios hombre bajo el mando de un abogado de 26 años de apellido Castro.

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