En el caso de nuestras mentes es lo no visto, lo más oculto del inconsciente, lo que no aceptamos de nosotros mismos, lo que emerge en los momentos más inesperados para recordarnos que nuestro éxito está incompleto. Son los demonios internos que han sido negados y nos tropiezan con lo no resuelto. Se da en lo individual y en lo colectivo.

En las crisis, cuando perdemos equilibrio, suele manifestarse cada sombra con más claridad. Es una gran oportunidad para verlas. Algunos las enfrentan, otros las niegan y usan todo tipo de artimañas para sortearlas. Una manera de negarlas es proyectándolas en otros: los malos y los débiles son otros. Se buscan culpables, chivos expiatorios.

Si se enfrentan, quizás se resuelven y se trascienden; si se niegan, se posponen hasta una nueva crisis más grave y dolorosa. Pero no es fácil, nadie quiere ver sus lados más negativos o sus puntos más débiles.

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Vayamos a lo colectivo, o asea, a lo más especulativo:

El último cuarto del siglo XX y los primeros años de este siglo fueron muy buenos. Se incrementaron las libertades económicas y políticas en la mayoría de países, muchos dejaron de ser pobres, algunos se convirtieron en ricos. Se acabó la Guerra Fría. Se minimizó el estatismo y la autocracia. La pobreza extrema se redujo dramáticamente, tanto, que se pronosticó que en el 2030 no habría pobreza extrema en el mundo.

Pero, ¿recuerdan las sombras?, a mayores brillos, mayores sombras. El descontento en contra del poder o los poderosos fue real, aunque no siempre racional o fundamentado. La desigualdad, por ejemplo, ha sido uno de los temas menos entendidos y más explotados, social y políticamente.

…y llegan los pp:

son hábiles para proyectar estas sombras en otros, engañar al electorado y destruir la democracia. Pero el demonio populista tiene dos caras: los líderes perversos y los fanáticos que los idolatran. Los que ceden su poder y los que lo cosechan. ¿No les parece muy extraña y fuera de lugar toda esta adoración a esos presidentes como si en vez de personas se tratara de dioses en la Tierra?

Los humanos, tan acostumbrados a huir de las sombras, para lo que no escatimanos esfuerzos, ilusiones y alucinaciones si es preciso, todo menos tenernos que encontrar frente a frente con nuestros propios demonios y tribulaciones.