Un estudio realizado en Suiza, en el Instituto Karolinska en Estocolmo en el año 2003 validó la calidad de las relaciones de 552 varones suecos con sus respectivas parejas, la investigación se prolongó durante 5 años y sólo contó con parejas heterosexuales (1.204 personas), este estudio mostró que existe una variante genética del gen RS3-334 que permite una mayor expresión de la hormona vasopresina. Una de las conclusiones más importantes de este estudio es que aquellos individuos que expresaron el gen RS3-334 son más infieles que aquellos que no lo mostraban. Es decir, los hombres que tienen este gen muestran una capacidad genética para ser menos fieles, son menos capacitados para socializar y fracasan con mayor frecuencia en sus relaciones de pareja. Además de este estudio que apoya que la infidelidad puede heredarse, es necesario recordar que el cerebro del varón trabaja con menor velocidad y menor integración, es por eso que es necesario marcar que los varones son menos intensos en sus relaciones amorosas, olvidan con mayor facilidad datos, experiencias, toman con superficialidad los aspectos relacionados con la pareja, etcétera. El aspecto social es otro factor que influye. La sociedad tolera más la infidelidad masculina, incluso en algunas culturas es premiada o vista como un estatus, por lo que además de un proceso biológico-genético es necesario sumar la esfera social al proceso de decisión de ser infiel

https://www.academia.edu/42751105/Un_clavado_a_tu_cerebro