.llegan los paranoicos, de tanto repetir sus temores para si y para el resto, a creer que no hay verdad mayor que la que se grabaron en sus mentes a ese ritmo demoledor de toda mesura y racionalidad.

Resultando así que estaba su cafetera y la del enemigo feroz, mortal, que, retirado de la arena, daba consejos útiles a los que quedaron atrapados detrás:

Cuídense de esas fieras, sólo miran para si;

Cuidado con todo lo que digan, hagan y piensen, que no habra jamás compasión: todo será usado en contra de uds.;

Aprovechen mientras puedan, y nunca jamas, bajo ninguna circunstancia ni provocación vayan a tomar de nuestro café!