En Democracia la ciudadanía logra que varios partidos políticos de modo efectivo respeten las leyes que esa sociedad se ha dado (las hacen cumplir). Se respetan además los mecanismos que permiten ir modificando esas leyes sin que ningún partido ejerza una influencia monopolizadora hasta el punto de perder los controles necesarios de los partidos políticos que se le oponen. Cuando esos controles opuestos fallan puede irse degradando hacia una sociedad fascista que en el peor de los casos termine en un regimen totalitario en el que todo es comandado por un solo partido. Como una serpiente que muerde la manzana de sabiduría que alberga esa cola, se han visto muchos saltos de esa cola (totalitaria) a una cabeza (democrática) pero también hay las serpientes que nunca logran morderse la cola (no aciertan nunca la manzana) y se la pasan dándose coletazos: son serpientes fallidas.