…las sensaciones de placer pueden prolongarse mucho tiempo sin ningún efecto depresivo; por el contrario, estimulan todo el sistema para incrementar la acción. Por eso ha sucedido que la mayoría de los seres sensibles se han desarrollado de esta manera, por selección natural, y que las sensaciones de placer les sirven de guía habitual. Podemos ver esto en el placer del ejercicio, incluso en ocasiones en que se trata de un gran esfuerzo corporal o intelectual, en el de nuestras comidas diarias, y especialmente en el derivado de la sociabilidad de nuestro amor familiar. Apenas me cabe duda de que la suma de tales placeres, que son habituales o que se repiten con frecuencia, proporciona a los seres más sensibles un predominio de felicidad sobre la desdicha, aun cuando muchos de ellos sufran intensamente a veces. Tal sufrimiento es bastante compatible con la creencia en la selección natural, que no es perfecta en su acción, sino que tiende sólo a hacer a cada especie lo más apta posible para la lucha por la vida con otras especies, en circunstancias maravillosamente complejas y cambiantes.»

Darwin.

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