Ante la carencia de maestros ‘la revolución’ (fidel) llena de reproductores de videos las aulas y la televisión. Empezó en los 90s.

Como siempre le pasó al buen, susodicho, ‘revolucionario’, el diablo cayó sobre los detalles y alinea quesos suizos para llevar a cada triste desenlace y deterioro continuo de las condiciones en todas las áreas que somete a su intelecto.

Aulas hubo en que los alumnos ponían tiza a los cabezales de esos reproductores para pasar días sin recibir clases.

Hoy disparan videos desde diez canales de televisión y otras fuentes, que van a dar a los oídos y ojos de cada cubano y visitante. Gastan recursos enormes reprimiendo y propagando por todos los medio en ese empeño por lavar cerebros, ‘contrarrestar’ dicen.

A estas alturas pocos quedan que no lleven blindaje de diminuta tiza en todas sus sinapsis neuronales. El mundo cambió y el libre albedrío llega para barrerlos de la Tierra: las mentiras tienen pies de barro, se gastan como la tiza. Queda ese polvillo blanco dañando todos esos medios desde los que disparan sin pausa, confeccionando titirimundillos que ya no engañan a nadie.