“entre los permanentes errores internos, los efectos del bloqueo, las medidas de Trump y las consecuencias de la pandemia de Covid-19, parece que nuestro árbol es artificial, porque en él solo florecen explicaciones y estrategias desacertadas.

Mientras los viajes, negociaciones, acuerdos y memorandos no se traduzcan en mejoras concretas de la calidad de vida de la gente, la sensación generalizada de zozobra y la necesidad de escapar a cualquier precio del barco que se hunde, permanecerán. Un pueblo no puede vivir en permanente estado de precariedad y resistencia, por muy creativa que la pinten; un país no se desarrolla con donaciones y migajas, por bienintencionadas que estas sean”