‘Cuenta un antiguo relato sufí que un ciego se encontraba vagando por el bosque sin saber por dónde ir.
De repente, tropezó y se cayó. Al tantear por el suelo del bosque descubrió que había caído sobre un tullido.
El ciego y el tullido entablaron una conversación, apenándose cada cual de su situación y su destino.
El ciego decía: “Hace una eternidad que vago por el bosque y no encuentro la salida”.
Mientras el tullido se quejaba: “Hace una eternidad que estoy aquí, tirado en el suelo del bosque, y no puedo levantarme para poder salir de él”.
Mientras se quejaban, el ciego exclamó: “¡Ya lo tengo! Yo te sujetaré sobre mis hombros, y tú me indicarás hacia dónde ir. ¡Juntos podremos salir del bosque!”.
Según el narrador de esta hermosa historia, el tullido simbolizaba la racionalidad y el ciego representaba la intuición. La moraleja del cuento es clara: sólo podremos salir del bosque si sabemos integrar ambas capacidades