Muy cierto, Manuel. Pero hay cosas que van más allá de la comprensión. Por ejemplo, yo puedo entender a los agnósticos y a los ateos. No se puede demostrar ni la existencia ni la no existencia de Dios y cada cual es libre de tomar o no ese axioma y construir su cosmología sobre él. Puedo entender también las premuras sexuales de Orlando, pues sé que la libido es enormemente variable de un individuo a otro. En mi es casi inexistente pero he tenido amistades que la tienen muy alta. También entiendo a los gays y a las lesbianas pues he tenido muchas amistades en ambos mundos y sé cuan poderosas son esas inclinaciones. Hasta puedo entender a los que aún creen en los ideales comunistas, aunque hayan vivido sus efectos, pues a los que creyeron y dedicaron su vida a una causa les es muy difícil rendirse a la evidencia de que estaban en un error.
Pero a los que nunca toleraré ni entenderé es a los que están intentando sexualizar a niños de corta edad y llevándolos a hacer procedimientos médicos irreversibles a espaldas de sus padres. Los comunistas son santos comparados con esa gentuza. Los LGB deben desentenderse de los T y los Q, cuyos excesos están corrompiendo una causa que originalmente pudo ser justa.
Convivencia.
existe algo mas ridiculo, pusilanime y criminal, que el que es incapaz de dar el paso necesario para comprender un poco mejor al otro?
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Muy cierto, Manuel. Pero hay cosas que van más allá de la comprensión. Por ejemplo, yo puedo entender a los agnósticos y a los ateos. No se puede demostrar ni la existencia ni la no existencia de Dios y cada cual es libre de tomar o no ese axioma y construir su cosmología sobre él. Puedo entender también las premuras sexuales de Orlando, pues sé que la libido es enormemente variable de un individuo a otro. En mi es casi inexistente pero he tenido amistades que la tienen muy alta. También entiendo a los gays y a las lesbianas pues he tenido muchas amistades en ambos mundos y sé cuan poderosas son esas inclinaciones. Hasta puedo entender a los que aún creen en los ideales comunistas, aunque hayan vivido sus efectos, pues a los que creyeron y dedicaron su vida a una causa les es muy difícil rendirse a la evidencia de que estaban en un error.
Pero a los que nunca toleraré ni entenderé es a los que están intentando sexualizar a niños de corta edad y llevándolos a hacer procedimientos médicos irreversibles a espaldas de sus padres. Los comunistas son santos comparados con esa gentuza. Los LGB deben desentenderse de los T y los Q, cuyos excesos están corrompiendo una causa que originalmente pudo ser justa.
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