“En el discurso extremista, la victimización suele rememorar hechos históricos en torno a eventos represivos, para mantener latentes los aspectos negativos que provocaron la situación de victimización actual. Se pretende que esos sucesos no vuelvan a repetirse, a la vez que se intenciona la búsqueda de empatía, sentimientos de culpa o reconocimiento de responsabilidades en quien se señala como victimario”

Este punto es fundamental. En esto está la motivación principal para sostener acciones extremas, “la revolución permanente”, las invasiones y golpes militares permanentes, la relativización de valores universales tipificándolos de tal modo que son vaciados de todo su valor y se acude constantemente a este discurso extremo con todas sus características que menciona jovencuba.com hoy.

Este terror omnipresente tiene momentos en que se distiende cuando el ‘oprimido’ percibe periodos de estabilidad reconstructiva y logra alimentar sus esperanzas de llegar a los escenarios imposibles con los que siempre sueña. Pasados estos oasis de relajación y llegadas las crisis inherentes al proyecto, el drama se incrementa usando todos los poderes y poniendo a bailar a todo el que se atreve a ir más allá de las cadenas y jugar con “el mono”

Son tantos los que desean irse que deben ser pocas las familias cubanas que no conozcan de muy cerca este drama mayor de los cubanos y que compartimos con otros tantos estados fallidos que tienen que soportar la emigración de cientos de miles cada año y quedarse atrás en un país cuyo único anhelo es desconectarse de las verdades y vivir en esas burbujas propagandísticas que consuelan pero dejan intacto el cancer, digo ‘el mono’