Vean que principios:

Por qué el Ministerio de Transporte y los gobiernos territoriales no licitan las rutas interprovinciales, oficializan y norman el funcionamiento de agencias de viajes privadas, le organizan itinerarios a los arrendados y privados y establecen normas de calidad razonables de obligatorio cumplimiento? 

«Hay dos respuestas», me dice un viejo ex-transportista y ex dirigente sindical ya jubilado. «Porque el caos le deja jugosas ganancias a mucha gente, incluso, a gente a la que el pueblo les paga con su sudor e impuestos, precisamente, para evitar el caos». 

«Esa es una respuesta… ¿Y la otra?»-le pregunto.

«La otra es que si publicas un reportaje que denuncie el tema, el grado de degradación social es, a mi entender, tan grande, que para algunos serás el chivatón que está queriendo poner malo el picao y, para otros, un comemierda que no acaba de entender que nadie lo va a poder resolver, que ya esto se cayó hace rato, sólo está rodando…

todo en sus sillas.