Y evitar en cuanto pudiera los tiempos precarios que se le venían encima a la Revolución, por el mesianismo y marianismo tan propicios para los desvarios que nos aquejan desde siempre como nación.
“Escribo, poco y mal, porque estoy pensando con zozobra y amargura. ¿Hasta qué punto será útil a mi país mi desistimiento? Y debo desistir. En cuanto: llegase la hora propia, para tener libertad de aconsejar, y poder moral para resistir el peligro que de años atrás preveo, y en la soledad en que voy, impere acaso, por la desorganización e incomunicación que en mi aislamiento no puedo vencer, aunque, a campo libre, la revolución entraría naturalmente, por su unidad de alma, en las formas que asegurarían y acelerarían su triunfo”
Los dos momentos del Diario de Martí
Todo animal que duda de su éxito,
Busca quebrar a priori el ímperu y seguridad de su contrario.
El optimismo y buen humor puede que no ayude a la liebre a punto de ser levantada por los aires por el águila imperial,
Pero en las escaramuzas más parejas
El alma blindada al pesimismo, puede terminar propinando un golpe de gracia, o puede llegar a dar el salto que le permita vencer sobre cualquier reto que demande una mente relajada, enfocada, persistente, sorda y ciega a los estímulos que pretendan socabar esas indispensables fortalezas para resultar triunfante en ese contexto, o puede hacer que se generen sintonias y resultados exponenciales que a la vista del espectador superficial parezcan golpes de suerte, genialidades, sorpresas, o hasta ‘milagro’ si la posibilidad de éxito era espectacularmente remota
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Por cierto… los que tanto han criticado los actos bandálicos del 11 de julio de 2021 en Cuba, puede que no les agrade este pasaje de la vida del gran coma andante invicto:
“Ajeno al panorama político y la idiosincrasia de los colombianos, Fidel Castro arengó y discurseó en las calles de Bogotá, pero nadie le hizo caso. Ni siquiera hizo efecto la encendida arenga que pronunció cuando logró hacerse con un fusil mauser en un cuartel policial saqueado.
Decepcionado de aquel caos que de ningún modo era la revolución de sus sueños, y muy asustado al saber que la policía colombiana andaba en pos de “los estudiantes comunistas cubanos”, Fidel Castro, Alfredo Guevara y sus compañeros pusieron pies en polvorosa y no pararon hasta la Embajada cubana, que buscó rápidamente el modo de ponerlos en un avión y enviarlos de regreso a La Habana”
https://www.cubanet.org/destacados/el-bogotazo-le-quedo-grande-a-fidel-castro/amp/
Bastante cantinflesco este episodio también.
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