los Comités de Defensa (CDR), una institución que surgió al calor de la vigilancia popular, que representaba el ansia del pueblo de defender su Revolución, se fue convirtiendo en un hazlo todo, en la imposición, en la madriguera del oportunismo. Se fue convirtiendo en una organización antipática al pueblo. Hoy creo poder decir, con mucha razón, que los CDR son antipáticos al pueblo; aquí tomaron una serie de medidas arbitrarias, pero aquí no se vio tanto y no es para nosotros tan importante eso; el campo que es nuestra base, de donde salió nuestro ejército guerrillero con el cual se nutrió durante dos años, que triunfó sobre las ciudades, nosotros lo descuidamos totalmente, lo tiramos al abandono, y lo dejamos en manos de los CDR.

Comités de Defensa de la Revolución llenos de garruchos*, llenos de gente de ese tipo, oportunistas de toda laya que no se pararon en ningún momento a pensar en el daño que le estaban haciendo a la Revolución. Y como todo es parte de una lucha, el imperialismo empezó a trabajar sobre esto, a trabajar cada vez más y trabajó bastante bien; creó en algunas zonas un verdadero antagonismo entre la Revolución y algunos sectores de la pequeña burguesía, que fueron excesivamente abrumados por la acción revolucionaria. Todo eso establece una lección que tenemos que aprender y establece además una gran verdad, y es que los cuerpos de seguridad de cualquier tipo que sean, tienen que estar bajo el control del pueblo, a veces puede parecer y a veces es imprescindible tomar medidas expeditivas con el peligro que se corre de ser arbitrario. Es lógico que en momentos de excesiva tensión no se puede andar con paños tibios, aquí se ha apresado a mucha gente sin saber exactamente si eran culpables. Nosotros, en la Sierra hemos fusilado gentes, sin saber si eran totalmente culpables, pero hay un momento en que la Revolución no podía pararse a averiguar demasiado, tenía la obligación sagrada de triunfar. En momentos en que ya las relaciones naturales entre las gentes vuelven a tener su importancia, tenemos que dar un pasito atrás y establecer esas relaciones, no seguir con las relaciones del fuerte y del débil, del yo lo digo y se acabó. En primer lugar, porque no es justo y en segundo lugar y muy importante, porque no es político. Así como los CDR se han convertido en organismos antipáticos, o por lo menos han perdido una gran parte del prestigio que tenían y del cariño que tenían, los cuerpos de seguridad se pueden convertir en lo mismo, de hecho han cometido errores de ese tipo.

Y más adelante establece la siguiente conclusión: Ustedes tienen un papel importantísimo en la defensa del país, menos importante que el desarrollo de la economía, acuérdense de eso, menos importante. Para nosotros es mucho más importante tener malanga que tenerlos a ustedes…

* argentinismo: extremista

Fuente: Guevara, Ernesto Che. América Latina, despertar de un continente. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004. Pág. 320-323.

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