En esos estados de imágenes y palabras borrosas, muy borrosas, percibí hoy temprano que una persona espantada del rostro y las palabras de otra, le había quitado la capacidad de crear, expresar con el rostro, hablar. Pasado algún tiempo hacían falta voces, creaciones, emprendimientos, lucha en una época en la que esas cualidades harían triunfar la nación. Eran exigidos grandes proyectos, ideas, empeños, y capacidades para comunicarse con el mundo para generar un incremento proporcional del ingreso, único modo de hacer crecer potente y sostenidamente a ese pueblo a esa patria. El único rostro y la única voz en el país esto rogaba a media docena de generaciones allí reunidas, 11 millones de cabecitas escuchando, casi el doble de oídos, todas esas cabecitas sin capacidad de expresar con sus rostros, sin poder hablar con fluidez independencia y naturalidad, sin poder crear, y la nación iba quedando retrasada en casi todas las áreas, e iba quedando olvidada, y solo con el esporádico impulso de algunos rostros internacionales podía alcanzar en alguna rama al menos el cuarto lugar