
Brutales simbolismos
Néster Núñez
Apr 28







Cuando en este país suceden a diario tantas cosas absurdas y dolorosas por las que uno indignarse, no vale la pena dejarse molestar uno por los cartelitos que colgaron esta vez en los postes, previo al 1ro de mayo —pienso. Pero padezco este mal de leerlo todo, aunque trate de evitarlo, y me parecen tan absurdos, tan falta de todo, que termino haciendo unas pocas fotos que no son ni medianamente buenas, lo reconozco.
Lo bueno son los carteles. Por insulsos, en algunos casos. O por reiterativos, vacíos de sentido, y porque ofenden el sentido común y la inteligencia de los ciudadanos. No hay que explicar demasiado, según entiendo. Basta contrastar el optimismo y la falsedad de tales proclamas con la realidad que se vive, que se sufre día a día, exacerbada por estas semanas de escasez de gasolina. Tanta escasez, que decidieron suspender en todo el país las grandes marchas de “reafirmación revolucionaria” por el día de los trabajadores. No sé si había sucedido alguna vez, y bajo cuáles circunstancias.
Pues a pleno sol sigo caminando, porque me gusta y porque un taximoto que antes cobraba 80 pesos hasta mi destino ahora pide 200, en el mejor de los casos. Caminar hace bien —me digo para relajarme, y añado—: Mente sana en cuerpo sano…
Pero mi mente, que alguna vez estudió psicología social y campañas y estrategias de comunicación, y hasta creó mensajes de bien público, lee otro cartel y de inmediato le surge una pregunta que pudiera parecer insulsa, pero no: ¿Quién, o quiénes, los hizo? ¿Quién fue el genial equipo creativo?
Yo supongo que todo ocurrió un viernes, pasado ya el mediodía, en el departamento de propaganda de la institución encargada (¿el PCC?). Era viernes, y el cuerpo lo sabe. Los trabajadores estaban jugando dominó esperando a que dieran al menos las dos de la tarde, para no irse tan temprano, cuando llegó el jefe:
—¿Cómo anda por acá mi aguerrido y laborioso colectivo? No, no se detengan, ¡qué pasa! ¿No hay confianza? Pueden escucharme mientras terminan esa data… Compañeros camaradas, compañeras… hace aproximadamente tres minutos y 33 segundos nuestro esforzado colectivo recibió la honrosa misión de diseñar, elaborar y distribuir por toda la ciudad los carteles conmemorativos de este primero de mayo. No tengo que recordarles que estos carteles tienen la misión de convocar a las masas al desfile, de arrastrarlas, si se me permite la palabra, y además, deben encerrar, también, si se me permite la palabra, deben encerrar la idea de unidad esperanzadora y que al final del camino encontraremos el futuro esperado. Por cierto, se venderá cerveza de pipa al finalizar el desfile, y habrá una orquesta de primer nivel amenizando la tarde.
No voy a hacer el cuento muy largo. El Jefe se fue en su Lada a resolver otro asunto importante, no sin antes proponerle al colectivo hacer un Domingo Rojo, trabajo voluntario, si no terminaban ese mismo viernes los carteles.
Con tal entusiasmo, el colectivo creativo del departamento de propaganda dio lo máximo de sí. Y no lo digo en tono de burla. Supongamos que no era un viernes, sino otro día cualquiera, incluso en horario de la mañana, acabados de llegar de casa… ¿Qué desayunó esa gente? ¿Cómo llegaron al trabajo? ¿Cuánto le pagan y cuantos días les alcanza el salario? ¿Cuántos de ellos revenden la pintura o los pinceles para llegar a fin de mes? ¿O cuántos trabajan en una Mypime como rotulista o diseñador, para hacer unos pesos extra?
La gente piensa como vive, dijo alguien. La base económica condiciona la ideología.
Para los Juegos Panamericanos de La Habana 91 se diseñó una tremenda campaña de comunicación. El estadio olímpico no se terminó, pero los jóvenes llevaban en las muñecas los pulsitos de colores chillones y se hizo famoso aquel cartel en los muros: «Somos felices aquí». Después, en plan meme, aunque no había internet, salió la ingeniosa respuesta: Imagínate allá. (respuesta que no negaba la felicidad isleña, pese a la tremenda crisis). La UJC, con Robertico Robaina al frente, hizo la tarea propagandística, que no impidió el maleconazo y la tremenda estampida de los balseros en el 94, porque, otra vez, la gente piensa como vive. La propaganda no puede cambiar esa realidad.
Y en el 96, el ahora presidente Díaz-Canel era el primer secretario del partido en Villa Clara, y convocó a un grupo de expertos en comunicación para diseñar la campaña para lograr la sede de la emulación nacional por el 26 de Julio. Así que en el departamento ideológico saben de la importancia de este asunto. Solo que la realidad es tan evidente, que los argumentos no les alcanzan para convencer a nadie.
Una muestra son los carteles en los postes. Ni los simples trabajadores que los escribieron se creen lo que ponen. Que el país avanza, dicen. ¿Hacia dónde? Que estamos ganando… ¿A quién? Que Viva Cuba libre… ¿Libre de quién o de qué?
Hay uno que sí, que me dolió porque expresa lo que sentimos muchos y porque está de cabeza y porque allí, paradójica, casualmente, había una patrulla.
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Audacia es la palabra de orden hoy en Cuba. A quienes procuramos hacer un recuento crítico de los últimos años por los que ha transcurrido la isla, no nos mueve la desesperanza o el pesimismo, no nos guía la fuerza malsana de buscar ahondar las diferencias, y estimular rencillas; pretendemos, por el contrario, enterrar, de una vez, el fantasma que con tanto ahínco ha promovido el régimen para dividir y fracturar a la sociedad civil, a los grupos que se oponen, con todo el derecho y con toda la fuerza que les da la razón, y sacar, por consiguiente, las debidas conclusiones de ello para que no se vuelvan a repetir tan costosos errores.
Porque lo esencial aquí, lo que nos mueve, es superar ciertos enfoques. La evolución de los acontecimientos nos ha dado la razón, y lo sentimos: la tiranía ha sido, es y será, completamente incapaz de proporcionar un futuro digno para el pueblo de Cuba. La sentencia final ha sido esa, y su contundencia vibra por sí sola, y nos exime de tener que extendernos demasiado; pero la realidad es que hemos sido incapaces de tomarle la delantera al régimen. En mi opinión no hemos logrado estar a la altura de las circunstancias. ¿Qué otro análisis podríamos hacer si damos cuenta de que, habida cuenta de que el pueblo cubano está en una situación desesperada de hambre, miseria y necesidades, no hemos logrado canalizar un amplio respaldo popular, no hemos sabido llegarle a ese pueblo? Quienes vivimos en Cuba, podemos dar probado testimonio de que la ciudadanía está ansiosa y desesperada por librarse de esta oprobiosa tiranía bajo la cual han conocido los más tormentosos sufrimientos; podemos dar fe de que en Cuba la dictadura cuenta, si acaso, con el 1% de aprobación, porque cada día hay más personas que se desengañan, cada día hay más cubanos que se lamentan de haberle dado un voto de confianza, de haber creído en las mentiras del tirano, y lo que es peor, de haber colaborado con este en su execrable labor destructiva y doctrinante. Pero debemos admitir, debemos confesar que la sociedad civil, incluida aquella que se opone de manera tajante a la dictadura, hemos sido incapaces de convencer y dejar en claro que el actual régimen es ya completamente insostenible, y que hemos de hacer algo si queremos salvar a Cuba, si queremos impedir que Cuba se hunda irremediablemente en el abismo y en la total desolación.
Una Cuba libre será una Cuba, primero que nada, libre de oprobio, libre de despotismo, libre de injusticia y libre de sufrimiento. La nación que se ha de construir, no ha de erigirse sobre inútiles fastuosidades ni pomposas alabanzas. Cuba es una sola: dentro y fuera, y el sacrificio a que a todos nos convoca es incompatible con el ejercicio del culto a persona alguna. Antes de caer en estas fértiles trampas, antes de creer que el hecho de que la Patria honre, y venere, a aquellos que se han sacrificado por ella sin otro móvil que el desprecio a la tiranía, y la ferviente admiración por la libertad, es excusa para erigirnos dueños de ella, y de manera arrogante y jactanciosa pretender monopolizar el dolor, y el luto, así como el regocijo y la alegría, una vez la Patria respire libre, en provecho propio. “La Patria es ara y no pedestal”, dijo el cubano más grande que haya dado esta tierra.
Patria no es más que la unión de todas las esperanzas, sueños y anhelos de un pueblo. Si queremos construir, entre todos, un proyecto de país que sustituya al engendro que nos ha legado la tiranía, como evidente demostración de nuestra incapacidad pasada para evitar que nuestra nación se consumiera en esta terrible pesadilla, tenemos que comenzar a pensar más allá de las individualidades, recuperando la ética, la decencia y la honestidad, y trazando una verdadera estrategia que nos conduzca firmemente hacia el triunfo definitivo.
Y para nosotros resulta esencial llegar a todos los jóvenes de Cuba. Por mi parte, yo no dudo en lo absoluto del enorme poder que tienen los jóvenes en Cuba para apoyar, resuelta y totalmente, el cambio que ha de ocurrir, y de hacer todo lo que esté a su alcance por aportar a su realización definitiva. Conozco yo a muchos jóvenes, muchos de los cuales aún cursan el preuniversitario, con enormes potencialidades para contribuir a derribar a la tiranía del poder y a forjar un futuro para la nación. Esta es otra muestra de que el pesimismo y la falta de fe en que Cuba cambie para bien, y se libere del yugo de la dictadura, es completamente infundada, porque, en realidad, carece de un verdadero sustento en la realidad y en los hechos.
La situación en Cuba se agrava por días, pero hemos de tener una visión de futuro, y una estrategia a mediano y largo plazo para movilizar y aglutinar a la sociedad civil, porque es cada día más necesaria, porque la vida de millones de cubanos está en juego y no podemos permitirnos más errores. No podemos dejar que siga pasando el tiempo. Necesitamos acción.
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Me gustaria convertir este comentario en publicacion para darle mayor visibilidad para las docenas que nos visitan cada semana. Si desea me puede enviar una foto que lo acompañe. Espero su respuesta… mi email manuelcarbajal@mail.com SIN G, solo mail
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Hola, Manuel, muy amable tu propuesta, que gentilmente agradezco. En cuanto a la imagen, puedes agregar la que consideres más idónea. Para mí el texto es lo fundamental en un artículo, lo demás es secundario. Saludos.
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esto, al parecer, fue publicado hoy en jovencuba.com y luego fue eliminado. Me llego por email pero no esta en esa pagina en este momento y los enlaces a tal publicacion no funcionan (como es logico)
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