IA | Para mejor reducir la pobreza: más Capitalismo (funcional)

Libertad es, hoy por hoy, el anhelo justo y vivo de millones de cubanos. Habrá siempre quien no lo entienda, habrá siempre cubanos de alma vil que se codeen mezquinamente con el tirano, y prostituyan su dignidad, su ética, su razón, su virtud, a cambio de vergonzosas y pingües migajas que ensucien su alma y extingan para siempre lo bueno que en ella podían tener, porque, en momentos de luto, en momentos de dolor, en momentos de sufrimiento de un pueblo, nada duele más, nada es más innecesario, nada es más dudoso, nada es más inoportuno, nada es más inconveniente que un posicionamiento ambiguo y distante, que una frase plástica borrosa y tenue, que una postura de complicidad con el tirano y de escepticismo sobre el brillante porvenir que le espera a este pueblo cuando logre derribar con sus manos este grotesco régimen de oprobio.

Quien, en la hora difícil, en la hora de la verdad, en la hora de los hechos, en la hora en que se prueba verdaderamente qué tan libres somos, qué tan apegados estamos a la justicia y al latido vibrante y estremecedor de este pueblo que está harto ya de tanta inmundicia enmascarada de “revolución”, de tanta corrupción rampante e impune, de tanto descaro y tanta desfachatez que no puede ocultarse, y que también está harto, asqueado y repugnado de politiqueros mentirosos e hipócritas, de cabilderos que proclaman ser más patriotas que nadie viviendo a 90 millas de la realidad cubana y que se rasgan las vestiduras por el embargo, por las muestras de dolor del exilio, por el llanto real y conmovedor de un pueblo que lentamente se consume en medio del hambre, la miseria y la depauperación, sin hacer ellos otra cosa más que acusar a un gobierno extranjero y no al que tiene a los cubanos en esta trágica situación; quien, en esta hora difícil, de dolor y sufrimiento, se dedique a dividir, se dedique a calumniar, se dedique, con el estómago atiborrado y la mente reposada, a pretender sembrar cizaña, o a ir al debate político, al debate ciudadano, al ágora de debate y se denuncia que son las redes sociales, a inventar excusas, a vivir del aire, a vendernos, con venerables disfraces, con graciosos arlequines y vestidos, con dulces palabras, la verdad del mentiroso, la verdad del embaucador, la verdad del hábil politiquero tramposo que se viste de populacho, de poeta y de patriota para traernos en copa nueva la misma receta falsaria y artera que nos conducirá otra vez al mismo círculo; quien en la sagrada hora del deber divida, calumnie, desestimule, mienta, exagere, distorsione y generalice, quien descalifique al exilio tomando como base una reacción válida y legítima –más allá de posturas políticas y preferencias ideológicas-, quien culpe al embargo de todo lo que pase en Cuba haciendo mutis sobre la tiranía, quien no se conmueva, quien no se conduela, quien olvide el sufrimiento de su propio pueblo y resalte más el extraño, quien tenga la desvergüenza de codearse con la tiranía, y justificar sus vejámenes, resaltando más los ajenos, quien pretenda volver con la receta del embuste y del fracaso, sabe que contará siempre con el rechazo del pueblo de Cuba, sabe que habrá perdido para siempre toda credibilidad y toda empatía, sabe que no podrá jamás volver a tener algo de crédito, algo de aprecio, algo de respeto, algo de qué enorgullecerse frente a los ojos de todos, porque estará para siempre en el bando perdedor, porque pasará a engrosar la lista de los pusilánimes, de los cobardes, de los cómplices de una dictadura asesina, de aquellos que fueron vencidos por las canallescas mentiras y las impúdicas ofertas a cambio del silencio, a cambio del proselitismo hacia la tiranía, a cambio del irrespeto a su propio pueblo, con el que no puede, ni podrá caber jamás, la connivencia con aquellos culpables de su sufrimiento, de su angustia y de su dolor infinitos.

¿Qué diría Martí de estos cubanos? ¿Qué diría de estos “aldeanos vanidosos” que ha parido la más nauseabunda política cubana, la del contubernio con la tiranía? Me imagino al Apóstol viendo a los nuevos representantes de la mentira, del engaño, del fraude, desfilar por los pasillos de la Universidad de Columbia y vender el “sueño cubano”, que, según estos falsarios, comenzará a realizarse una vez el gobierno de la nación del Norte levante el embargo y empiece a fluir el capital norteño por estas tierras. Para estos mentecatos no existe tiranía en Cuba, no existe un régimen que saquea y expolia al pueblo cubano con salarios de miseria, no existe represión ni violaciones graves a los derechos humanos, no existe el atropello constante y gravoso a la libertad de expresión, de reunión y de prensa, no existe una crisis humanitaria en Cuba ni existe tampoco una satrapía criminal que obligó a huir sólo en un año a 300 mil cubanos, ni existe una dictadura que ha arruinado por completo la isla de Cuba, dejando a los cubanos a merced de la caridad pública y del Dios que nos ampare cuando al centenar de países con los que la mafia dictatorial se ha endeudado se cansen de esperar y exijan su dinero; no, para estos “perfectos fulanistas” todo se resuelve levantando el embargo, volviendo al deshielo de Obama y concediendo millones de dólares a crédito a la oligarquía que manda en Cuba. ¿Pueden llamarse antimperialistas estos malos cubanos? ¿Puede el cinismo ser mayor que la realidad?; ¿pueden los conceptos, las etiquetas y los cómodos ropajes ser mayores que la realidad más plena, esa que ni con cien dedos se puede tapar?

Hay un grupo de cubanos interesados en volver a tomarnos el pelo. Por supuesto que sus fines no son nada ingenuos, hay mucho dinero fluyendo, y hay muchos lobbys y grupos de presión funcionando para engatusar de nuevo a 11 millones de cubanos, para hacernos creer que la solución está en la vida parásita y en dejar los asuntos de los cubanos en las manos de un grupo de acólitos de la tiranía, que no nos ofrecen solución alguna al drama nacional que vivimos, y que, por el contrario, todo su discurso se basa en un articulado engranaje de mentiras, manipulaciones y medias verdades, todo envuelto en un ropaje bien tejido en el que a simple vista se puede percibir el tufo a fraude. El contubernio con la tiranía, el plañiderismo, la cobardía y la pusilanimidad a ningún lugar bueno nos llevarán. Ya basta de dejar el futuro de los cubanos en manos de otros. Cuba es nuestra, de todos los cubanos, y si queremos un verdadero futuro para Cuba, dejemos el discurso abstracto e infértil. Ningún país extranjero nos sacará del precipicio en el que nos han hundido. De hecho, haciéndonos depender de otros países fue como nos engañaron para dejar el país en bancarrota sin que nadie se enterara. Dejemos esos sueños. El futuro está en nuestras propias manos.

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